Sabemos que hay mucha confusión. Escuchamos demasiado ruido y sentimos la llegada del polvo. A veces. Sabemos que no es siempre.
Sabemos que el “mundo de los adultos” parece estresante, si acaso notan nuestros pasos… nuestra presencia… nuestras palabras.
Incluso percibimos que todo está lleno de reglas, de exigencias, de muchos diciendo qué hacer y cómo hacerlo. No nos preguntan lo que queremos o pensamos.
Sabemos que vivimos en un espacio donde nos asaltan los peligros, solo porque otros enfatizan sobre fantasmas. Solo para asustarnos. Olvidamos dar homenaje a la belleza. No recordamos o no sabemos cómo hacerlo… por ese miedo que nos lanzan.
Antes la gente hablaba más, los lugares parecían paraísos… no fábricas. Habían menos aparatos tecnológicos que captaran nuestra atención. Ahora… estamos invadidos de sofisticados mecanismos.
El mundo camina y las heridas también. Uno mata al otro, el otro a otros… y así crece la cadena… como si fuera una competencia. En muchos niveles. No es nuestra culpa. Es culpa de todos. De no conocer la identidad. De abrir puertas a lo que no nos pertenece.
Pareciera que no podemos controlar lo que pasa. Hay mucho por hacer. Nos demandan más que trabajo, que visitas, que saludos, que compras… Esto nos ahoga…
Y sabemos que un perdón tal vez no es suficiente… pero sabemos y estamos seguros que somos pocos los que trabajamos para cambiar las situaciones, iniciando con nuestro propio ser.
Por eso intentamos no enfocarnos en nuestras acciones pasadas, ni en las de otros. Tratamos de respirar. De traer y rescatar ese tiempo que es realmente importante. De quitar la distracción. De escuchar la voz, las ideas…
Estamos tratando de sobrevivir, a solas o en conjunto… Estamos tratando de ver la inocencia, lo maravilloso, los detalles que pasan desapercibidos… Estamos tratando de escuchar los mensajes para transmitirlos.
Créenos que todo lo que hemos hecho ha sido con amor. Queremos agradecerte, como nunca antes nadie lo ha hecho. Hemos estado llenos de retos, pero también de milagros que han sostenido nuestras vidas.
Algunos detalles ni se han notado… o bien esos detalles para muchos no han sido importantes… pero para nosotros sí. Nuestro agradecimiento va desde una palabra hasta una acción.
Por eso seguimos creando un lugar físico y virtual de encuentro, de experimentación social, de producción, interacción, espontaneidad, participación, creación, bienestar, promoción de estilos de vida saludables y más…
Somos storytellers. Quienes enseñan cómo existir en la Tierra. Cómo conocer el corazón y el cerebro. Cómo amar la creación y… amarnos a nosotros mismos. De escribir para que otros se deleiten.
Seguimos difundiendo nuestras emociones y las de otros. De amarlos y amarnos. De reparar nuestros daños y los que otros hicieron. DE CONTAR UNA NUEVA HISTORIA.
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Dibujo: Freepik
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