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Valle de Guadalupe: un lugar con lujo consciente


Valle de Guadalupe, es una zona vitivinícola ubicada en Baja California, México, con un clima mediterráneo perfecto para la producción de vino.

Este valle fue fundado por familias rusas provenientes de Estados Unidos que le dieron color y dinamismo a la zona.

En el valle existen alrededor de 150 casas vitivinícolas que producen el 90% del vino en México. Sus vinos han ganado más de 400 premios internacionales. Cada año se celebra la Ruta del Vino que acoge aproximadamente a 160 mil personas. En el 2011 Baja California se catalogó como la mejor ruta turística de México.

Valle de Guadalupe tiene climas muy similares a los encontrados en Francia o Italia, de hecho, el valle se conoce como la pequeña Toscana.

Pero es que la experiencia no tiene que ver únicamente con vinos, es algo más integral. El hecho de llegar y ver esos campos enormes, con la posibilidad de dormir en medio de viñedos, con tranquilidad y alegría, es una gran bendición.

Puedes pasar la noche en lugares con arquitecturas minimalistas, elegantes, lindas, sanas, equipadas, etcétera, y sí, en medio de los viñedos. Es descansar con un lujo consciente. El valle representa un ejemplo de ciudad inteligente y con vida.

Hay muchos sitios para hospedarse. Hotel Boutique Valle de Guadalupe es uno de ellos, un hermoso terreno que te cala en el corazón. Allí puedes tomar la bicicleta y andar un buen rato entre viñedos y árboles de olivo. O si te gustan los caballos, puedes montar y darte un paseo. En las noches puedes organizar una fogata y disfrutar con tus seres amados. Hay muchos espacios acogedores donde puedes tener una noche de tertulias.  O si tan solo quieres sentarte y relajarte con los paisajes, también es posible.

Por otro lado, Finca Altozano es un restaurante, un asador campestre que vale la pena visitar porque está en medio de viñedos, es un deleite comer mientras disfrutas de esa vista. La comida estaba deliciosa. Sus sabores eran tan gourmet que ese día la felicidad se acercó con un arcoíris y con un grupo de perros bajacalifornianos que querían comer.

Valle de Guadalupe realmente es una experiencia entre el cielo y la ciudad/campo. Como dijo Leonardo Da Vinci: “La simplicidad es la última sofisticación”. Existe armonía rodeada de naturaleza. Saber que tienes la libertad de ir en bicicleta y llegar a hacer recorridos de algunos viñedos, o de conocer a los habitantes que te invitan a una tarde o noche de vino e historias, no tiene precio. Es único.

Tratamos de visitar bodegas de vino no comerciales, ni convencionales. Esto no quiere decir que los vinos estaban baratos, pero sí podemos asegurar que la calidad del vino se sentía en la copa, en la boca y hasta en la roca.

Al final se trata de gustos y momentos personales. Para nosotros Cava Mazuelo, Adobe Guadalupe, Torres Alegre y Quinta Monasterio nos cautivaron. Cada uno con su detalle.

Cava Mazuelo

Desde el día en que nuestros pies pisaron esas tierras, en pleno atardecer de miel, sin pensarlo, sin conocer y con demasiadas ganas, dejamos las maletas, tomamos las bicicletas y nos fuimos a andar por allí: entre viñedos.

Después de andar y andar, no vimos restaurantes abiertos y solo pocos segundos de abandonar la búsqueda, encontramos un rinconcito con comida regional y… disfrutamos. Fuimos acogidos con demasiado amor y con una super comida. Nos quedamos hablando con la dueña que nos contó de sus vinos, y aunque no hacían degustaciones, nos llevó a su Cava Mazuelo. Nos abrió unas botellas, nos explicó el proceso y nos contó historias.

¿El vino? Rico, especial y misterioso. Amamos su manera de hablar y rescatar la importancia de la tradición. ¿De dónde vienen las ideas, la producción, los nombres de los vinos, etcétera? Vienen de los niños. El valle está lleno de niños que no son solo el futuro, sino que están llenos de creatividad y aman ver un valle que crece y se llena de magia.

Adobe Guadalupe

Adobe Guadalupe es otra bodega que tiene nombres de ángeles en sus botellas, en honor al hijo de los dueños que murió. Nos gustó mucho la idea de los nombres. La degustación estuvo divertida y a otro nivel, pues nos encontramos con algunos mexicanos jóvenes que comenzaron a platicar con nosotros. Fue un momento de muchas ideas y recomendaciones. Los vinos que degustamos estaban muy ricos, especialmente el Jardín Secreto, Gabriel y Kerubiel.

Torres Alegre

Torres Alegre es otra bodega alternativa y juvenil. La vista es preciosa, relajante y única. La bodega tiene una arquitectura muy linda, simple pero finita. Los vinos… ni qué hablar. Amamos los escritos detrás de las botellas y los sabores. No nos gusta mucho el vino blanco, pero aquí adquieres el gusto con solo una probadita. En Torres Alegre el vino blanco tiene sabor, pero un sabor fino, ¿por qué? porque lo dejan un tiempo en la barrica, algo que no es común con los vinos blancos.

Quinta Monasterio

Horas antes de partir del valle y con un super sol, seguimos conociendo los alrededores en bicicleta. La frescura de los árboles de olivo y sus paisajes solo provocaban que nuestros pies se arraigaran a esta tierra.

El valle es un paraíso. Al final llegamos a una bodega que pensamos estaba cerrada, después apareció una señora que nos preparó la degustación. Se trataba de Quinta Monasterio. Sus vinos también tenían secretos y detalles particulares. Los disfrutamos con quesitos. También conocimos el centro de spa que tiene una arquitectura muy linda, su construcción es de containers.

Sabemos que nos faltaron muchas cavas por visitar, pero volveremos, te lo prometemos Valle de Guadalupe. Hace tiempo no sentíamos la pureza en una ciudad, no solo se trataba de paisajes o vinos, sino de SALUD para el alma y el cuerpo. Baja California es uno de los destinos mágicos y fantásticos que debes poner en tu agenda de viajes.

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