Emisarios de Ilusión

Vida de frutas


Nos levantamos temprano para ir a recoger nuestra canasta de frutas y verduras orgánicas de distintas fincas del país. Quisimos y queremos apoyar los emprendimientos locales.

Nos gustó mucho la paz que se sintió ese día en particular. De hecho que se percibió salud cuando miramos a la gente salir.

De regreso a casa, pasamos en carro por una calle conocida y… mi esposo dijo: 

— En esa casa están regalando bananos.

— ¿En serio?, dije cuando ya nos habíamos alejado del lugar.

— ¡En serio! ¿Nos devolvemos? 

— Vayamos a ver, contesté.

Nos devolvimos y sí, efectivamente había un rótulo que decía que se regalaban bananos entonces mi esposo se bajó y agarró unos. 

Le agradecimos a la familia. Luego tuvimos que bajar por esa misma calle para dar la vuelta abajo. De repente vimos a un joven que estaba afuera y nos estaba llamando y haciendo señas:

— Aquí tengo cases por si quieren pasar a recoger.

¡Qué fue ese momento tan especial! Nos bajamos, esta vez con nuestra hija. Fuimos al árbol a recoger los cases y luego nos quedamos hablando con el muchacho. De hecho en esa calle todos eran familia.

La verdad es que ese detalle en estos momentos de confinamiento por “Coronavirus” es algo muy humano, genuino y libre. Es la clara expresión del concepto VIDA.

Cuando llegamos a la casa, se nos ocurrió hacer algo similar. Bajamos las papayas del árbol y las pusimos en una mesa afuera con un rótulo que decía:

— ¡Queremos alegrarte! ¡Papayas gratis!

Gracias por esos gestos y esas ideas que deberían reproducirse en todo el mundo para alimentar el alma y cuerpo de los habitantes de las ciudades.

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