Emisarios de Ilusión

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Rusia: anfitrión de culturas


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Rusia es un país muy lindo, ordenado y seguro, además los rusos son muy puntuales, no se les pasa nada. 

Este país realmente sorprendió con la organización del mundial. Tres lugares fueron sede para nuestra selección nacional de Costa Rica: Samara, San Petersburgo y Nizhni.

En cada lugar al que llegamos, fuimos recibidos por jóvenes voluntarios con uniforme único para cada sede. Ellos estaban en el aeropuerto, en la estación de trenes, en los buses, en los metros, en todo lugar. 

Estos jóvenes estaban preparados para recibir a las delegaciones y atenderlas. Siempre estaban con una gran sonrisa y listos para recibirnos con un choque de manos. Nunca nos dejaron solos en momentos de necesidad y siempre estuvieron justo a tiempo.

La experiencia en Rusia fue un aprendizaje para los que vinimos al mundial. En cada actividad hubo seguridad para que todo quedara perfecto. 

El transporte fue gratis en todas las ciudades, bastaba con que reconocieran el Fan ID (identificación) de los extranjeros que veníamos al mundial. Todas las delegaciones nos trataron con respeto y alegría. Siempre nos decían: ¡Oh Costa Rica! Pura vida. ¡Foto, foto con Costa Rica!

Los rusos son tan puntuales que el domingo cuando llegamos a tomar el tren a las 11 y  31 minutos, ya este se había ido. Tuvimos un malentendido porque pensamos que el tren salía de una estación y realmente salía de otra. Los voluntarios corrieron con nosotros y nos enviaron en taxi para llegar a la estación correcta.

La comida es muy rica y las artesanías son bellísimas, van desde confección en barro hasta porcelanas, desde un diseño muy pequeño hasta uno muy grande. 

Fue usual ver a la gente en la madrugada regando flores y barriendo. En Rusia también riegan las calles en verano para hidratarlas.

Por supuesto que abundan las famosas muñecas matroska, tienen diseños en todas las áreas. Hay colecciones de todos los tamaños, algunas con acabados bellísimos.

Nos vamos satisfechos con el viaje, y aunque la selección de Costa Rica no clasificó, el equipo al final se esforzó por cumplir con el objetivo y retirarse con la cabeza en alto.

Tenemos demasiado para contar, pero nuestra gran experiencia fue compartir con gente de todo el mundo. Ver, reír, llorar, disfrutar y compartir con muchas culturas.

Fue una gran fiesta: en los estadios, en los aviones, en los trenes y en las calles, con muchas sonrisas, arte y personas.

Rusia se preparó y se abrió al mundo para que conociéramos su hermoso país. ¡Gracias Rusia! ¡Gracias juventud! Ustedes son un ejemplo de orden, disciplina, amor y servicio.

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Autores: Lilliam Segura Badilla y Marvin Quesada Bolaños
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Dimitri´s restaurante, el Texas de Costa Rica


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Hay un restaurante que nos conecta y nos hace salir de la rutina. Está ubicado en un pedacito de tierra y se combina muy bien con su naturaleza. Lo describimos como tierra porque así le damos un significado especial.

Esta tierra nos llena de calma y nos devuelve oxígeno, tal vez porque estamos más cerca de los caballos, del olor de lo orgánico, de las personas, de la madera, de la cultura, de la comida preparada con amor.

Se dice que hay ciertos detalles que relajan la mente, como mirar el fuego, el mar, una fuente de agua o una danza, pero lo mismo sucede con caballos o árboles… Nuestra mente se llena de luz. 

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Este lugar se llama Dimitri´s Restaurante y Bar y está ubicado en Tejar, Cartago. No lo sentimos solo como un hogar donde nos chinean y podemos compartir en un ambiente familiar, sino que nos trae hermosos recuerdos de nuestro primer viaje a Houston, Texas cuando éramos niños.

Dimitri´s es el Texas de Costa Rica, una finca que llena las almas con el sonido del country, el sabor de los platillos y el contacto con los animales de la granja.

¿No es hermoso saber que podemos comer en ese ambiente natural y apreciar la granja, especialmente a sus caballos? Y cuando comemos, los sabores de los platillos nos saben a leña, porque así cocinan, todo asado en su parrilla.

Realmente son pocos los lugares que nos transportan y nos traen la paz en medio del día a día. Cuando nos adentramos, es como si las aguas cayeran y nos tranquilizaran. Así lo vivimos y así amamos estos momentos de simplicidad y felicidad.

Por supuesto que la comida es deliciosa. Amamos las hamburguesas, las pizzas, los aros de cebolla, las papas. Aquí no solo cocinan… SABEN COCINAR. SON «CHEFS» DE LUJO. ¡¡¡Aahhh!!!,  la hamburguesa de hongos portobello es deliciosa, la preferida, se llama «PortoTexan»… pero para los amantes de la carne, Dimitri´s es el lugar. 

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Un hogar de cartulina


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Hace algunos años iniciamos una historia en conjunto para un proyecto de niñez. Algunas personas colaboraron. Queremos mostrarles la recopilación que se hizo en su momento. Es un recuerdo muy lindo y podemos apreciar el gran talento de cada uno.

Había una vez una niña llamada Lucía, sentía que no podía empezar. Sentía que todo estaba destruido, lo único que sacaba la esperanza de aquel callejón (que tenía el aspecto como de un hueco sin color) era su propio ser. Su vida estuvo perseguida por temores, por desilusiones, por fracasos. No quería intentarlo, no quería pensar, no quería nada y a la vez quería mucho….  Christy Quesada Segura.

Un día confundida y en busca de respuestas huyó de casa hacia un lugar oscuro y vacío. Al llegar al lugar solo logró perder su fe y enrredarse más en sus propios temores. No entendía qué le pasaba ni qué la aferraba a ese lugar, solo sabía que tenía que huir de ahí pero no podía, estaba demasiado atrapa en sus propios pensamientos y temores para poder liberarse. Nicole Romero.

Su corazón latía en blanco y negro, cada vez que cerraba sus ojos para recordar algunas fotografías del pasado, una de ellas era una muñeca de trapo sin manos ni pies, otra una cobija de rayas repleta de agujeros y la más recordada por ella era, la imagen de una caja de cartón que se había humedecido por el frío de la noche y lágrimas que por cierto recolectaba en su frasco de «memorias» para cuando fuese necesario regar alguna planta seca, más seca de lo que estaba su corazón. Geova Fernández.

Caminaba sin rumbo, el viento era necio, golpeaba sobre su cuerpo con violencia. Por las mañanas empezaba su rutina, salía de su casa con el bolso lleno de ilusiones, siempre regresaba vacío, era como si el caminar por la vida le hiciera perder la esperanza. Felipe Zúñiga.

Al pasar los días y las noches la única compañía era su propia soledad, nada la consolaba, ni la sonrisa ajena. Una mañana de otoño decidió visitar su parque favorito en el centro de la ciudad. Recordó cuando lo visitaba con sus padres de niña y jugaba frente al lago con su hermana bajo una lluvia de hojas secas. Victoria Monterrosa Pérez.

Decidió ir un momento al lago a revivir historias, a imaginar momentos que ya no existían, que solo ella, el tiempo y el dolor entendían. Lo único que pudo ver fue su rostro en el reflejo del lago, un rostro distorsionado no por el agua, sino por el dolor, aquel que cada vez se hacía más fuerte al no poder encontrar aquello que no tiene fin… Gloriana Quesada.

Desconsolada empezó a caminar nuevamente sin un rumbo fijo, guardando una pequeña esperanza por encontrar algo que le devolviera ilusiones a su corazón. Caminó y caminó sin darse cuenta que había regresado al centro de la ciudad, ese lugar en donde tantas veces quizo buscar una nueva ilusión, pero donde de igual forma tantas veces su condición seguía siendo la misma… Marce Montoya Castro.

Y fue entonces, regresando a la ciudad, donde una suave mano tocó su hombro. Asombrada volvió la mirada para ver quién tenía la osadía de tocarle. Para su gran sorpresa, eran unos grandes ojos color marrón que le devolvieron un poco de esperanza en ese momento de tristeza. Era un joven que venía de un pueblo lejano y quien se encontraba desorientado en la ciudad. Hola, dijo Lucía, y el joven con un tanto de timidez le contó que era nuevo en aquel lugar y no sabía cuál dirección seguir para llegar a su destino. Lucía, quien conocía cada uno de los rincones de esa ciudad, gustosamente ofreció acompañarlo a su destino, sin la más remota idea de lo que ese encuentro del destino le traería a su vida… Ana Laura Ávila.

Caminó con él por la ciudad y temerosa empezó a hablar de todo lo que en ella sucedía. El joven escuchaba con gran atención mientras ella poco a poco iba desahogando sus penas. De repente llegaron a su destino y él muy amablemente empezó a contarle la historia de su vida y cómo desorientado había llegado a esa cuidad de recuerdos… Greivin Barrantes Alfaro.

Y los recuerdos seguían en su memoria. Al principio se tornaba interesante escuchar los recuerdos de ambos, sin embargo los dos terminaron en un río de lágrimas. En eso el joven recordó la ubicación y algo muy importante, que a pesar de su pasado el pudo seguir adelante. Pau Guillén.

Al rato ella entró a la enorme casa, era como las que solía ver en revistas, muy bien decorada, grande y agradable. Él le ofreció tomar asiento en uno de los enormes sillones. La trató con atención y delicadeza, mientras le decía que trabajara para él y a cambio obtendría todo aquello que siempre deseó. Ante tentadora propuesta ella accedió, pensó que este sería el cambio que necesitaba… Piero Capra.

Su corazón latía tan fuerte, sus latidos aumentaban la velocidad, su respiración tan intensa era mezcla de una falsa esperanza y un miedo abrumador… Un silencio interminable era la base musical de los pasos de aquel hombre que se acercaba poco a poco hacia ella. Todo lo que pasaba en aquel lugar parecía llevarse a cabo en cámara lenta, hasta al más mínimo movimiento llevaba el sello de suspenso. Hasta que al fin estaba frente a frente. Él se arrodilló, y llevando su mano sobre el rostro de aquella pequeña, que temblaba como un ciervo acorralado por un cazador, la acarició. Mirándola fijamente empezó a llorar, lloraba como un niño… Ella no entendía qué pasaba, aquél hombre la había llevado para trabajar con él, le había ofrecido trabajo sucio y ahora estaba frente a ella llorando. ¿Qué era aquello? Pensaba que quizás ya la había visto bien y no le había parecido atractiva, que quizás la iba a echar de su casa. Para Lucía fue muy confuso aquel momento. En eso el hombre bajó su rostro y le dijo: ¿por qué? Eres tan pequeña, eres una niña, ¿cómo puede alguien como tú estar acá? ¿Cómo nadie te ha venido a buscar?… Mira, la verdad tengo que confesar, yo no te quiero hacer daño, te traje acá porque quiero mostrarte algo… Leah Netzer.

El fotógrafo estaba loco, entre risas, lloro e incertidumbre la llevó a uno de sus salones, quería mostrarle su nuevo trabajo. Él estaba contratado para eso, no importaba nada, la comercialización de niños era su fuerte. Cuando Lucía llegó a esa fría y triste habitación, se topó con otros niños, en realidad, sus nuevos compañeros de trabajo. Christy Quesada.

En ese instante, Lucía no entendía nada, sentía confusión y enojo, pero en su interior sentía un alivio tan profundo que le provocaba llorar, y lloró, lloró como nunca lo había hecho, desahogó con aquel fotógrafo todas sus historias, cómo sentía que no valía nada, que su vida no tenía sentido, que vivía en un lugar sin esperanza, sin razón, entre latas y cartón, con padres que nunca la desearon, con la fe destrozada, y lloraba también al ver que aquella pequeñísima y minúscula llama de esperanza que aún le quedaba fue suficiente para encontrar este lugar… Jessica Gonzalez.

Una pregunta que le abrumaba salió temerosa de sus labios: ¿por qué haces esto? El reloj antiguo colgado en la pared movía su péndulo y marcaba los minutos que pasaban bajo el peso de su inaudible respuesta. Un pasado disfrazado de presente parecía hacer de las suyas en el corazón del fotógrafo que se sentía de nuevo como aquel niño que un día juró nunca más volver a ver. No podía precisar exactamente el momento, pero la claridad de los recuerdos dejaban ver el dolor de su abuso marcado en su pecho que inconforme buscaba colarse entre la inocencia de otros niños. ¿Cuántos más eran necesarios? ¿Cuántas veces se tenía que repetir la historia?… Elenny Hernández.

Lucía sin embargo, se sentía triste, rechazada, con poca aceptación por parte de sus compañeras de escuela debido a que era una niña muy hermosa a la que sus compañeros amaban por su jovialidad, carisma y lealtad. Las mujeres la odiaban por sus bajas calificaciones y por su belleza exterior, además siempre reprochaban que los hombres la amaran tanto debido a su físico. A pesar de todo Lucía se sentía fea, con baja autoestima y sola porque contaba con una familia disfuncional en donde su padre lo único que hacía por ella era bajarle la autoestima, y cada vez que ella se veía al espejo, le decía palabras ofensivas como: «¿de que juegas”? Su madre se encontraba completamente ausente porque toda la atención que ella reflejaba iba dirigida al padre de Lucía… Un día Lucía detuvo su camino y se dio cuenta que necesitaba de algo, o mejor dicho, de alguien fuera de este mundo, y volvió sus ojos hacia el cielo… Nathalia Romano González.

Y dijo: «¿para qué me creaste? ¿Para sufrir… ser maltratada… y rechazada por los demás? Sé que existes… y me duele demasiado no tener a alguien que realmente me ame de verdad. Ella sabía a Quién le hablaba… lo que no sabía es si Él realmente le escuchaba y entendía su más profundo dolor. Mientras gritaba hacia el cielo consumida en llanto… el fotógrafo borracho la agarró del pelo y con enojo le dijo: «¿a quién le hablas miserable? Nadie te escucha… a nadie le importas… ni siquiera a mí… Te secuestré porque me puedes ser útil pero no porque me importes…. Has algo útil animal… Cuando no te necesite más, te doy permiso de dejar de respirar… Ruth Sea.

Y fue en ese instante de triste humillación cuando ella al fin pudo mirar con claridad… Cada una de las respuestas que ella tanto anhelaba estaban contestadas muy dentro de su corazón… entonces fue cuando se dio cuenta de que ella, su cuerpo y su mente, no le pertenecían a nadie más que a Aquél al que tanto le hablaba… Supo al fin que merecía ser amada, y que de alguna forma tenía que salir de ese círculo vicioso… La pregunta ahora era: ¿cómo? Melissa Díaz.

Lucía, al recordar la verdadera labor del fotógrafo, de un artista que no podrá hacer fotografías sin ningún tipo de sentimiento, decidió enredar a este entre sus temores, angustias y dudas del mundo exterior con comentarios aterrorizantes. ¿No crees que allá afuera, donde todo funciona con dinero, donde las personas no piensan más que en sí mismas, las personas se consumen más en su propio odio, así, como tú y yo? El fotógrafo un poco aturdido dudó algunos segundos por una respuesta y se dedicó entonces a documentar aquel odio, aquella tristeza que guardaba el objeto, ya que para él Lucía solo sirvió unos días como inspiración. En paredes oscuras con luces de flash, Lucía fue desnudando su corazón de puro odio y el fotógrafo llenando el suyo… Nazareth Pacheco.

Cuando pensó que encontró lo que buscaba, nuevamente se esfumó, se quedó en medio de la nada, esperando a que todo cambiara, a que pudiera vivir, correr, abrazar, pero sabía que nada de eso vendría. ¿Y tú qué me ofreces para poder estar cerca de mi anhelo? Mi corazón espera, pero mi mente no me deja continuar. Estoy como muñeca que necesita a un ser que la levante y la lleve a ese lugar. Odaly Mendoza Sánchez.

Pero bajo la capa interminable de neblina que ve su mente, no encuentra el camino, mucho menos su destino. Solo ve gris, tono rey de sus pensamientos más profundos. Lluvia de deseos inalcanzables que solo juegan con su vida, burlándose a lo lejos de sus fracasos, que se apoderan poco a poco como precarios en montaña. Cada latido de su corazón es una puñalada fuerte que la atormenta cada segundo de su vida. ¿Dónde está esa respuesta que tanto necesita? ¿Será que cayó en una profunda pesadilla de la cual no puede despertarse? Ramiro Núñez Roldán.

Con tantas interrogantes dentro de su cabeza, Lucía continúa pensado cuándo será el día en que podrá ver la luz al final del túnel en que se encuentra. Con la consigna de que mañana empieza un nuevo día, Lucía no pierde la fe y la esperanza de que en medio de todo el dolor que se encuentra viviendo, se va a reponer para seguir adelante con los sueños y anhelos de su inmenso corazón que retumba cada día con más fuerza… Antonio Arroyo Álvarez.

Após pensar e pensar e pensar, Lucia percebe que a luz no fim do túnel não existe. Lucia sente que a mesma luz que brilharia ao final do túnel já brilha dentro si. Com isso, resolveu não deixar que seus sentimentos negativos a atrapalhassem na busca de seu maior objetivo. Este foi seu primeiro passo para perceber que tudo o que precisava estava dentro dela e, conjugado com o mundo exterior, poderia ser mais feliz, com menos questões inquietantes, mais de si, mais Lucía. Vinícius David.

Al iniciar un nuevo día, poco a poco la fe y el deseo de encontrar aquello que nunca fue suyo, hizo que Lucía tuviese valor y la convicción de dejar sus tristes recuerdos en la penumbra del ayer. Tomó valor de la poca fuerza que aún quedaba en su alma y con paso firme y una tenue luz en su rostro, caminó buscando la oportunidad, oportunidad que se transformó en realidad cuando pudo compartir su amarga vida con otras niñas llenas de odio y venganza, pero, con muchas ganas de vivir y una fe radiante que levanta el espíritu… Wendy Conejo.

Pamela, una de las niñas que también se encuentra con Lucía, se le acerca, intrigada… ¿Cómo es posible que todavía tus ojos brillen?, pregunta. Las dos estamos aquí rodeadas de este olor a muerte. Nuestras vidas ya no valen nada. Nadie nos busca. Nadie nos recuerda… ¡NADIE! A nadie le importamos. Pamela suspira y continúa: Pero tú, Lucía, parece como si no estuvieras aquí. Todavía tienes ese brillo en tus ojos. ¿Acaso hay todavía esperanza? Y si es así… ¿por qué no me das un poco? Mi esperanza se quedó ahí afuera el día en que puse un pie en este lugar. Ese día me morí, y la que tú ves aquí, es solo una sombra de lo que era yo… Yo tenía sueños, ilusiones. Yo creía en la gente… A pesar de que en la vida no me había ido bien yo tenía esperanza… pero ya no… Dame un poco de tu esperanza Lucía… Ayúdame a creer de nuevo. ¿Acaso todavía tienes esperanza? Adriana Sánchez Cubero.

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Visita a Molaa: Museo de Arte Latinoamericano. California, Estados Unidos


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Nos recomendaron ir a Molaa, Museo de Arte Latinoamericano ubicado en California, Estados Unidos. De camino pareció como si nunca fuésemos a llegar, había demasiada presa y ruido. Llegar a Molaa fue como entrar a un retiro, a un espacio de paz y de encuentro con buen arte.

Sinceramente nos gustó mucho la temática que le dieron a la exposición porque nos identificamos con los temas. Nos apasionaron.

Queremos resaltar una exposición en particular: “La Gravedad de los asuntos”, un trabajo colaborativo entre artistas mexicanos y expertos rusos. Ambos exploraron el tema de la gravedad cero/el concepto de la ingravidez, con diversas visiones.

En la exposición se presentan los temas de arte, ciencia, magia, un mundo donde se da relevancia a la curiosidad y a la experimentación. 

Los bloqueos mentales desaparecen para crear en conjunto. El trabajo en equipo entre artistas y científicos abre camino a nuevas reflexiones, preguntas e ideas.

¿De qué trata la gravedad cero o ingravidez?

Es la sensación y experiencia de una fuerza. En la gravedad cero un cuerpo es liviano, no se siente de la misma manera.

En el periódico la Razón lo describen muy bien: «la gravedad es el cupido en la historia del universo, rector de todos sus movimientos, a pesar de ser considerada como fuerza débil».

Es como una caída libre, no hay suelo, ni obstáculos. Sin gravedad podríamos volar.

Seguimos recorriendo el museo y nos topamos con algunas obras de otros artistas que crearon textos con el tema de la gravedad, de la Luz y la interacción en el mundo virtual. Nos gustó mucho que lo hayan representado en forma de diálogo, poesía y tecnología.

Ver un poco de filosofía/reflexión le da un giro fresco al museo, al menos le da magia a las exposiciones. Son experiencias que nos identifican. Este tipo de dinámicas nos representan.

Diálogo sobre la gravedad

Extracto sobre la Luz

Memememe, interacción virtual

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El llamado del café


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Hay días donde la energía no es la misma y el silencio ambiental no es tan agradable. En esos momentos vale la pena hacer algo que nosotros llamamos: CREAR.

Por eso nos fuimos a uno de los lugares más lindos y puros (para nosotros): Valle de Orosi, Cartago. Andábamos en busca de un café. Solo queríamos un café y observar el verde de los campos abiertos…

¡Nada abierto! Todo estaba cerrado por ser una semana reservada, pero… había un lugar que ya habíamos visto antes, solo que nunca habíamos entrado. Ese sí estaba abierto. Tenía un rótulo muy visible: Jabones de café… 

No sabíamos si vendían también café, entonces nos asomamos rápidamente. Cuando vimos mesas, decidimos entrar.

Era toda una galería de Cafegrafía y creaciones de jabones orgánicos inventados por el artista Saúl Bolaños. 

Básicamente se pueden apreciar técnicas de fotografía con el uso del café en su Museo Costarricense de Café Arte.

Saúl es un alquimista que inventó una serie de fórmulas secretas para darle vida al café. Sus procesos químicos han permitido que se revele magia y belleza en sus producciones.

Ese día no solo observamos su creaciones, hablamos, filosofamos y tomamos café preparado por él mismo. Ese fue un momento para crear y darle magia a este mundo. 

— Todos los sistemas manipulan, controlan y mienten… pero el ARTE ES LA VERDAD, dijo con seguridad. 

Continuamos hablando de otros temas y al rato se le ocurrió decir:

— No se pueden hacer cambios en el Universo.

Nosotros manteniendo la esperanza, le contestamos:

— ¡Sí! Sí se puede. Todo se puede transformar. ¡Aahhh! y el amor por el café está regresando. 

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Niñas con grandes espíritus


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Sentando en el parque central de Antigua Guatemala, mientras me comía un helado, logré ver a un grupo de niñas, habitantes de la ciudad, algunas con 4 años y otras con 10.

Me quedé observando lo que hacían. Me llamó mucho la atención que, a pesar de ser tan pequeñas, tenían que trabajar, quizás por gusto o por obligación para poder llevar algunos quetzales a su casa, lo más seguro, la segunda opción.

Por ratos ellas se olvidaban de su deber y se ponían a jugar, incluso (digo yo), a debatir o comentar algún tema.

Lo que más me llamó la atención fue que, a pesar de sus condiciones económicas y sus carencias, ellas nunca pararon de reírse y divertirse.

Fueron las risas más dulces y sinceras que había visto, me contagiaron de tanta dulzura, amor y paz. Fueron detalles que marcaron mi viaje.

Me sentí con mucha tranquilidad, y justamente en ese momento, reflexioné… Me preguntaba cómo unas niñas tan pequeñas sabían pasarla tan bien, y sin necesidad alguna de tener grandes lujos o comodidades, ellas jugaban y jugaban…

¡Qué importante es saber que con poco, puedes ser y hacer feliz a otros! ¡Qué importante es apreciar lo que tenemos! ¡Qué importante es estar siempre alegre! ¡Qué importante es hacer de la vida una fiesta!

Niñas pequeñas pero con grandes almas. 🙌🍃

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Autor: Ignacio Ortiz
Fotografía: Ignacio Ortiz
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Impresiones de la película «Desert Dancer»


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Hace tiempo no llorábamos al ver una puesta en escena. Para muchos tal vez es un secreto que el baile o la música están prohibidos en ciertos lugares.

Meses atrás queríamos mirar la película “Desert Dancer”, pero solo hace poco nos sentamos para apreciarla en todo su contexto.

La película se desarrolla en Irán. Muestra la historia real (y seguro habrán muchas historias similares en anonimato) de un bailarín que desea expresarse, y junto a un grupo de amigos, emprende la odisea.

Arriesgando sus vidas, comienzan a ensayar, ocultos, en un espacio aislado que no levante las sospechas de aquellos que impiden el arte, específicamente el BAILE.

Esta expresión artística fue prohibida en Irán, pues era considerada un “delito” ante los ojos de las autoridades.

Pero entonces, ¿a quién iban a mostrar esa pasión? ¿Al aire? ¿A la soledad? El grupo quería mostrarlo a una audiencia, así que decidieron arriesgarse.

Después de varios ensayos, esta compañía clandestina (formada por pocos bailarinas) viaja al desierto para mostrarle a un público exclusivo sus más íntimos sentimientos y movimientos.

La película continúa y… 
 
— ¿Así que eres artista?, pregunta uno de los miembros del partido político electo. Golpéenlo artísticamente (dando órdenes a su equipo).
 
Ya no les contamos más. Véanla… ¡Hace tiempo no sentíamos algo tan humano…. la expresión gritando por todos esos años en búsqueda de libertad, del SER, de vivir conectados a la fuerza infinita que nos CREÓ como energía danzando!

Así se siente, ahí, en el vacío del vientre, ahí en el rojo del latido… y ahí… en el espacio eléctrico que colabora con la armonía del Universo.

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Los propósitos de Dios. Una historia real


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Los propósitos de Dios son más grandes. Hoy nuestro día termina con emociones fuertes y con agradecimiento. 

Inicié el día quitando los adornos y el árbol de Navidad. Carlos, como pocas veces, pudo llegar tempranito y nos invitó a cenar. Al estar con tanto trabajo, le pedí quedarme.

Mientras subía el árbol, escuchamos un pajarito. Salimos a buscarlo… era un pichoncito que apenas podía volar.

Lo cogimos para ver que hacíamos (por la casa hay muchos gatos en los techos y no hay árboles cerca).

Preocupados llamamos al veterinario de Rua. Al describirle la situación nos dice:

— Se va a morir, lo pueden dejar afuera (ya estaba oscureciendo) para que la mamá lo busque, pero se lo puede comer un gato. 

Finalmente nos dijo:

— Lo cuidan por quince días para que le crezca la colita y pueda volar… Le pueden dar alpiste y agua con miel de abeja. 

Lucy, emocionada, le puso «SEBASTIÁN».

Carlos se fue corriendo a una veterinaria a conseguir todo. Al llegar a la casa, con lágrimas en los ojos, me dijo que somos afortunados. 

Nos contó que después de comprar las cosas en la veterinaria, un muchacho se le acercó.

— Doctor, ¿usted no me recuerda? Yo trabajaba con usted en el hospital… le ayudaba… Doctor, tengo cuatro meses sin trabajo y no tengo casi para comer… 

Carlos lo reconoció e inmediatamente le ayudó económicamente (efectivamente lo recordaba como un muchacho responsable). 

Al preguntarle por sus datos para contactarlo si encontraba un trabajo, el joven le contestó:

— «ME LLAMO SEBASTIÁN».

Creo que no existen las coincidencias, sino la mano de Dios que nos deja enseñanzas de vida y oportunidades para ser instrumentos de bien.

Aquí está nuestro Sebastián… a la espera de que crezca su colita.

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Autora: Marlen Fallas
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Info-emprendedores


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En la era del conocimiento, desprogramar para volver a programar la mente, ayudará e influenciará a otros que desean cambios en distintos niveles. De esto se encargan los info-emprendedores.

De esta manera se difunde y se comparte la sabiduría, ayudando a progresar integralmente. Esto se puede llamar «entrega de innovaciones».

Son los info-emprendedores quienes han aparecido con grandes paquetes de conocimiento para entregar a todos aquellos sedientos.

Los info-emprendedores hablan de cambios en la consciencia, y por lo tanto, de cambios en el sistema político, educativo, económico, cultural…

Así que ellos pueden compartir de lo suyo basado en experiencias (buenas o malas) y ofrecerte un salto de frescura. El progreso es ahora y es distinto.

Los cambios acentúan la expresión de emociones, sensaciones, palabras… dando alimento que nutra a todo el ser y ayude a estabilizar.

No olvides aprender y rodearte de los info-emprendedores, y por supuesto, convertirte en uno de ellos.

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La noche admirable en el restaurante


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Después del trabajo quisimos ir a hacer «algo». Quisimos intentar tomar una bebida en un espacio distinto. Esa fue la noche admirable.

Así fue, nos fuimos a conocer un lugar «nuevo» para nosotros. Al parecer, ya estaba abierto desde hace algunos meses. 

Era un restaurante con opciones veganas/vegetarianas ubicado en una casita de madera, decorada al estilo vintage, con arte y lindas frases por todo lado.

Allí probamos las croquetas veganas acompañadas de un vinito. Hablamos de las ideas que podrían generarse en esa ciudad con aire de «paz».

También estuvimos disfrutando de la música que tenían. Las melodías fueron perfectas para el momento.

Por cierto, creemos en las palabras y creemos en lo que sucede cuando se escriben o se pronuncian. En el menú, el restaurante se describe como un lugar de paz. De hecho algo se sintió.

Fue lindo observar a una de las chef bailando mientras preparaba sus platillos, o a la mesera atendiendo con una sonrisa.

Esos detalles generan un ambiente agradable y alegría para el corazón de muchas personas. Al menos así fue para el nuestro.

Esperamos que cada día podamos percibir esa energía que despierta el amor en cada ser humano. Solo hay que vivirla y transmitirla.

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Fotografía: Freepik
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