La persecución buscó borrar todo vestigio del judaísmo a través de la introducción de los Estatutos de Limpieza de Sangre que dividió a España en una lucha de clases.
Por medio de estos estatutos se debía demostrar que no se descendía de judío, moro o penitenciado por la Inquisición, sin embargo, todos ellos formaban parte de esa sociedad.
Ellos se impusieron en la nobleza, en las órdenes militares y religiosas, en los colegios mayores, gremios, cofradías y en todo modo de vida, de manera tal que los excluía de empleos, cargos y posición social.
Por medio de la censura y quema de extensos índices de obras y escritos, incluyendo la Biblia en romance por considerarla herética, la vigilancia llegó a las bibliotecas privadas, a las universidades y a las aduanas.
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Tomado de: El Sefardita Costarricense
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