Mi Ciudad Actual

Trabajo infantil


El día amaneció muy frío y lluvioso. El piso de tierra de la casa donde vive Juan Carlos y su familia amaneció húmedo. Él no durmió muy bien, pues comparte “la cama” con sus hermanos menores. Después de tomar un baño, su madre le ofreció un refresco con un pedazo de pan que había quedado del día anterior.

El reloj le decía que era hora de partir para cumplir con su responsabilidad y contribuir con su familia. Tomó las bolsas pesadas con unas cuantas naranjas y unos cuantos mangos grandes. En una esquina bastante transitada por personas y carros, se sentó con un cuchillo y comenzó a pelar las naranjas y mangos.

Una vez terminada esa tarea, acomodó todas las frutas y con unos chillantes gritos, anunciaba: ¡lleve las naranjas ricas y bien jugosas ¡ ¡lleve mangos verdes deliciosos!

Juan Carlos solamente tiene nueve años y muestra un cuerpo un poco débil. Su pelo y ojos evidencian su mal nutrición, es el mayor de tres hermanos. Su padre hizo abandono de hogar tan solo unos dos meses atrás. Su madre en medio de la duda entre “trabajar o quedarse en casa” para atender a sus otros hijos, se vio obligada a tomar una dura decisión, sacar a Juan Carlos de la escuela donde cursaba el segundo grado de primaria.

¿Qué nos dice esta realidad? La OIT, nos comparte que al día de hoy, cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo, en Costa Rica, por ejemplo, hay 46000 niños que deben realizarlo y muchos a tiempo completo, por tanto no pueden jugar ni asistir a la escuela. El trabajo infantil daña su desarrollo integral, aumenta las diferencias e injusticias en la sociedad y obstaculiza el desarrollo en equidad en el país.

Rafael Sáenz

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