(Monólogo de un ser humano)
― ¿Qué te pasa?
― Entiendo, es la confusión, eso es.
― ¿Será?
―Pero si no es la confusión, ¿qué es? ¿Inseguridad? De seguro.
―No, puede que no. ¿Cómo lo defino? ¡Temor!
―Ahí estás oculto, eres tú la causa con causa. A veces pareces gigante e imponente. A veces detienes el tiempo y retrasas los rumbos. Con otros nombres, con otras apariencias, tu esencia es la misma. Hoy expongo tu debilidad:
“Un día dejé de alimentarte con mis pensamientos y recuerdos. Dejé de escuchar tu consejo, tuve esperanza. Me animé a soñar, decidí creer y me entregué para confiar. Y mira, pues te hiciste tan pequeño, tan ridículo, tan débil. Detrás de tu poder estaba yo. ¿Cómo no me había dado cuenta? Robabas lo que yo te entregaba, robabas lo que no cuidaba».
Este propósito de vida va más allá de nosotros…En cada mañana, en cada atardecer. En cada persona, en cada ciudad. En tanta belleza, en tanto amor. En tanta grandeza y en tanta pureza. Ahora, intento buscar valentía y coraje, necesario para luchar por esta encomienda. Requiero sacudirme de ese temor de sueños inconclusos y de metas postergadas. Necesito sacudirme del espejismo de una excusa y de la sed del escepticismo. Quiero recrearme, trabajar, construir, apasionarme, amar, perdonar, crecer, avanzar.
Elenny Hernández Cerdas
Fotografía: Vincent Van Gogh
