Mi Ciudad Saludable

Ardiente quietud


A veces basta con darle la espalda al mundo… tan solo por un momento. No es irse completamente de él, es buscar claridad… como un acto de introspección. Eso es amor. Eso es honradez.

Tal vez solo debemos permanecer inmóviles por un buen lapso… con una penetración del color oro y silencio puro en nuestros cerebros… con pinceladas de búsqueda, de descanso placentero… Ir por aquello que renueva cada célula de nuestro organismo.

Es alumbrar el sitio. Alumbrarlo con aventuras personales que arrastren la calma a nuestro ser. Eso es quietud, es vida, es sabiduría. No es un lujo, es una necesidad que nuestro mismo YO demanda para sobrevivir ante la crueldad de lo externo.

Fotografía: Nicolas Raymond
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