Somos muy pequeños… Más allá de las montañas, o de ese claro y gran espacio que percibimos al levantar nuestras miradas, existe una gran orquesta, o un gran rompecabezas.
Desde arriba todo pasa… Abajo danzamos, pero gracias a ese nivel de supremacía… ¡Esto es para asombrarse! Y el asombro nos impulsa…
Con esta fuerza podemos ser más benevolentes con los otros. Reconocer nuestro tamaño, ensancha el amor de arriba y nuestra generosidad abajo…
Es el maravillarnos lo que despierta el «hacer»… ¡Ah!… y le quita el sueño a muchos…
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Dibujo: Freepik
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