Yo sé, todos andamos así… con la cabeza hecha un caos…
¡¡¡Qué dicha que a ti no te sucede esto!!!
Es cosa de parar un momento, comprender y ordenar un poco las cosas en nuestra mente. Si no se ordenan, se van apuntando en un papel. Si tampoco funciona así, hacemos cuadritos de papel y escribimos cada preocupación y complejidad en ellos.
Las ordenamos y acomodamos en diversas formas, como en un ajedrez o rompecabezas. Si no funciona, volvemos a hacer este proceso. Las cosas tienen sus SECUENCIAS, recuérdalo siempre.
No hay nada malo ni bueno. Las situaciones que afrontamos y vivimos también son sistemas ordenados en secuencias, pero no necesariamente en la secuencia correcta, como las inconsistencias en las coordenadas cartesianas.
¿Recuerdas el juego del dominó donde caen todas las piezas? ¿Qué sucedería si quitamos tres o cuatro piezas del centro, o de los extremos? ¿Tal vez cinco o seis? Exacto, no se cumple la secuencia, ni se llega al final.
La Teoría del Caos nos cuenta de sistemas complejos y dinámicos, muy sensibles a las variaciones en las condiciones iniciales. Pequeñas variaciones en dichas condiciones iniciales pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, imposibilitando la predicción a largo plazo… ¿Por qué?
El Caos propiamente no es desorden, al contrario, es simplemente un sistema secuencial ordenado (ámbito) pero con una secuencia diferente a la que ocupamos. Y esa mano que quita y vuelve a poner las piezas del dominó es justamente la nuestra.
Nosotros como seres humanos somos capaces y tenemos la obligación de construir poco a poco nuestro destino e ir buscando día a día los pedacitos de marfil para pulir nuestras propias piezas de juego… y lograr darle a nuestras secuencias los finales deseados.
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Autor: Alberto Saenz
Dibujo: Freepik
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