ADN Energético

Tuvo que cumplirse


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El ocaso de las palabras anunció un flamante comienzo con rencor insondable de un pueblo…un individuo…de numerosos aprensivos. No hubo muerte, tal como el silencio y oscuro cielo expulsaron avisos con decisiva “seguridad”…o mejor dicho, puñales y odio de la propia creación diseñada por su majestad.

No hubo dudas, tal vez un pero, incluso un cierto desconsuelo ante “supuesto” desamparo. Hubo incomodidad, es cierto. Pero solo por algunas horas. Nada fue insustancial. Sus ojos delataron compasión. Sus manos extendidas nos abrazaron por un perdón. La sangre significó más que pasión…fue el pacto indestructible, el linaje eterno. Nos coronó con piedad sincera. Fue la limpieza total para depositar el verdadero y único ADN.

Todo esto fue cierto. Tuvo que suceder. No por su majestad…por nosotros. Algunos creyeron hasta presenciar el acontecimiento. No fue definitivo…pero derramó un final ácido: la suciedad de corazones sediciosos…de los transgresores.

Pero…lo prometió. Su palabra y seguridad irradiaron ante humillaciones, burlas y golpes de la muchedumbre. Se levantó venciendo la caída. Se levantó para vivir con sus herederos. Relució más que aquellos años en los cuales caminó entre y con la gente.

Su sonrisa y gozo opacaron la turbación, la sospecha. Llegó para quedarse. Revivió para traer y regalar su vida…para nunca soltarnos. Renació para caminar y recordar que sus brazos agrandados, su sonrisa prendada y corazón noble…nos nutren para alcanzar la senda, la verdad y la existencia.

Expiró para elogiarlo con celebración. Exhaló para inhalarlo, atraer su vida. Como el inicio de una temporada gloriosa, cedió todo por amor. Él con nosotros y nosotros con Él. Ese es el nuevo compromiso.

Christy Petri (Quesada Segura)

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