¿Sabías que poco a poco los mapas están siendo sustituidos por otros mecanismos?
Hace muchos años, eran los cartógrafos quienes llegaban como salvavidas. Eran admirados por reyes, alabados por constructores «de lo que fuera» y eran los grandes creadores de estrategias.
Ellos despertaron la curiosidad para dar vida a la exploración y al encuentro. Nos entregaron un poco del conocimiento y la atracción a lo desconocido.
Pero ahora… cada vez son más obsoletos, innecesarios, no deseados. Son suplantados por aplicaciones, teléfonos inteligentes, GPS…
Claro que la sustitución nos ha regalado estimaciones en horas de llegada, y eso es venerar el tiempo, pero también… es estresar y alterar la salud humana.
Y es cierto que el reemplazo ha sido beneficioso, agradable, novedoso… pero… quitarlos, es quitar también la aventura.
Quitar la curiosidad, matar ese instinto soñador. Es aislarse de los otros. Despertar el silencio de uno… Es olvidar la mirada a los alrededores, una y otra vez. También es opacar el suspenso.
Es desaparecer la ilusión y la incertidumbre de un creador de rutas, de un compañero que traza el dónde, quien presenta un cómo y nos obliga a buscar calles, ciudades, países, edificios, puntos cardinales…
Lo cierto es que la creación fue entregada para ser admirada, explorada… y no siempre tecleada.
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Fotografía: The bbp