Las tardes de lluvia,
Las millones de gotas cayendo,
Los fuertes rayos
Y el necio viento,
Se parecen tanto a ti.
Mojas la sequedad de mi alma,
El desierto de mis células.
Iluminas chispeante
Mi corazón,
Y como remolino,
Me elevas por el aire
De mi trillada desesperación.
Recorres mi cuerpo como la lluvia:
Fría, abundante, rebosante,
Saliéndose como los ríos
De los límites de mi ser.
Por eso,
Cuando miro al cielo
Y las nubes se apretujan,
Mi alma siente tus latidos.
Los percibo estridentes,
Palpitantes,
Justo donde duele…
Donde tú no estás…
Autor: Gabriel Cordero
Dibujo: Freepik
Noticias Mi Ciudad