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Estiramientos

Dibujo: Freepik

Esos momentos en que nos acercamos más a las letras, palpamos cara a cara los silencios elocuentes.

Luego de esto nos lanzan para estirar en diversos niveles, guiados por las instrucciones de la consciencia.

Y al intentar estirar, también estiramos el alma. Nos dilata para crecer y aludir a nuestro verdadero propósito: servirle a Él.

No estiramos como un acto de rutina, legalismo o exaltación, sino por el aroma que despega cada vez que lanzamos la mirada al firmamento. Así nos restauramos.

Estirar es pensar en los silencios, con la mente contemplativa de un estado no palpable pero tan real como nosotros mismos.

No siempre duele al estirar, pero cuando duele se llega a otras partes no exploradas del alma y esto por supuesto que llega al cuerpo. Es aire etéreo que busca refugio.

En ese dolor recordamos nuestra fragilidad… nuestra reverencia ante el más grande de los grandes. Sentimos a la inigualable Majestad.

Estirar nos devuelve al estado original en que destellaba el ADN. Regresamos a la selva de oxígeno para compartir la vida con los mismos árboles que son nuestro espejo.

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Dibujo: Freepik
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